Terminar con la cultura de ‘usar y tirar’ es un paso fundamental para que nuestro consumo sea más sostenible. Por lo que, si quieres dar un paso más en la reducción del plástico, puedes introducir en tu día a día el uso de bolsas reutilizables para hacer la compra.
Las bolsas de plástico y la contaminación
Según Greenpeace, España es el quinto mayor productor de plásticos de la Unión Europea y, en 2020, esta superará los 500 millones de toneladas. Además de esto, otro dato preocupante es que cada año, de se vierten al mar entre 8 y 12 toneladas de plástico, gran parte en forma de bolsas de usar y tirar.
Estos plásticos pueden terminar en tu sal de mesa en forma de microplástico o en el estómago de una tortuga marina, ya que, según un estudio realizado por la revista Current Biology, estos animales confunden el olor del plástico con el de los organismos marinos de los que se alimentan.
La buena noticia es que el uso de bolsas reutilizables puede hacer que nos ahorremos casi 150 bolsas de plástico al año por persona. Y si multiplicamos esta cifra por los habitantes de España, estaremos evitando el consumo de casi 7.000 millones de bolsas de este material. Así que solo tienes que encontrar la bolsa que se adapta a tus necesidades.
Bolsas reutilizables: una opción sostenible
Las bolsas reutilizables son las únicas bolsas 100% sostenibles que realmente ayudan a generar menos residuos. Las hay de distintos tipos y materiales, aunque es preferible que no sean de poliéster o de cualquier otro tejido que contenga plásticos, ya que además de tener un impacto negativo en el medioambiente, también lo pueden tener sobre tu salud.
Las bolsas que nosotros aconsejamos son las bolsas de malla o caladas, es decir, bolsas en forma de red que permiten respirar a los productos que introduzcas dentro. Entre las múltiples ventajas de las bolsas de malla, encontrarás las siguientes:
- Son muy ligeras y fáciles de transportar
- Son flexibles y pueden llegar a tener mucha capacidad
- Son resistentes y duraderas
- Se pueden meter en la lavadora
- Son transpirables, cosa que evita la humedad, la proliferación de bacterias y los malos olores de las bolsas de tela cerradas.
- Permiten ver el contenido de su interior (esto te puede ahorrar más de un inconveniente en las tiendas que frecuentes)
- Te permiten comprar frutas y verduras a granel y, así, evitar las que vienen envasadas
- Las puedes meter en la nevera y usar para congelar
- Las puedes encontrar de algodón u otros materiales orgánicos
- Puedes darles usos muy variados como organizadores de maleta o para evitar que tus calcetines se desparejen en la lavadora
Tipos de bolsas de malla
Hay muchos tipos de bolsas de malla, en función del material del que están hechas y su tamaño.
Si nos fijamos en su composición, podemos encontrar bolsas de fibras plásticas o bolsas de fibra orgánica. Las primeras son bolsas sintéticas realizadas con materiales como el poliéster o el nylon, que como todos los plásticos, son derivados del petróleo.
Suelen ser bolsas de rejilla pequeña, ligeras y duraderas que normalmente no se deshilachan, pero al tener plástico en su composición, el impacto medioambiental puede ser bastante alto. Una forma de reducir este impacto podría ser fabricando tus propias bolsas a partir de materiales reciclados como redes de pesca, camisetas de lycra o elastano o incluso el típico forro de rejilla de los bañadores de chico.
Por otro lado, las bolsas de fibras naturales están hechas con materiales como el algodón, el yute o el bambú, entre otros. Pero ten en cuenta que, el hecho de que sean materiales naturales no significa que no sean contaminantes. Por ponerte un ejemplo, el algodón es uno de los cultivos más cargados de pesticidas del mundo y que más tratamientos químicos recibe hasta convertirse en un pantalón o en una camiseta. Por esta razón, siempre que consumas productos de fibras orgánicas, procura asegurarte de que sean ecológicos y respetuosos con el medioambiente.
Si te decantas por esta segunda opción, debes saber que hay bolsas de malla de fibras orgánicas con distintos tamaños y utilidades. Te los detallamos a continuación:
Bolsas de malla pequeña
Estas bolsas suelen usarse para comprar a granel. Como bolsas de malla de red pequeña, son ideales para el transporte de frutas y verduras. Las hay de varias medidas y se pueden combinar con bolsas de muselina para cereales, semillas y frutos secos, ya que estas últimas tienen una trama mucho más fina.
Otra de las ventajas de estas bolsas es que les puedes dar otros usos como:
- Congelar alimentos
- Organizar tu maleta
- Proteger tu ropa interior cuando la metes en la lavadora
- Transportar juguetes o utensilios de bebé
Bolsas de malla grande
Las bolsas de malla grande tienen una red o trama más ancha que las anteriores y mayor capacidad. A pesar de ser muy ligeras, pueden llegar a soportar entre 6 y 8 kg de peso, por lo que son perfectas para hacer la compra semanal. Además, cada vez es más habitual su uso como complemento de moda, así que es probable que veas a personas que la usan para ir a la playa o a tomar un café.
Bolsas de sisal
El sisal es una fibra vegetal que proviene de las hojas de la planta Agave sisalana. Se suelen usar para guardar jabones y para exfoliar la piel. Esto último puede hacerse con o sin jabón en el interior de la bolsa. Solo es necesario mojarla con agua y frotar la piel haciendo un masaje circular. Es una buena alternativa para las pieles algo sensibles para las que el clásico guante de crin es demasiado agresivo.
En definitiva, existen muchos tipos de bolsas y cada una de ellas puede cumplir con una función distinta, así que, si tienes que decantarte por una de ellas, ten en cuenta el uso que le vas a dar y su impacto ecológico.
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